Un olvido imperdonable. No haber colocado en la lista de las cosas que nos reconcilian con la vida, al elixir de los dioses. Y para remediar tamaño error, nada más apropiado que un texto del enólogo y poeta mendocino Carlos Atahualpa Sáez.
NUEVO MUNDO
No volveré la vista atrás.
La luna es una vela que conduce a la noche hacia su fin.
La luna es una vela que conduce a la noche hacia su fin.
Ya no queda vino en las copas y la ropa se ha caído de la cama. La música se fue hace tiempo, a la hora en que los gatos, por fin, reposan.
Tu cuerpo que duerme forma un signo de interrogación a mi lado. Brilla, como un hielo hundido en las sombras de un vaso.
Yo no. Yo no duermo. Acecho, como un bailarín desganado, la entrada del alba en mi habitación.
Tu cuerpo que duerme forma un signo de interrogación a mi lado. Brilla, como un hielo hundido en las sombras de un vaso.
Yo no. Yo no duermo. Acecho, como un bailarín desganado, la entrada del alba en mi habitación.
Los dados han rodado sobre las sábanas y ahora están marcando mi suerte: uno y uno no siempre son dos.
Me llevo lo mío: tu olor, tu río, tu piel colmando mis ojos.
Me llevo lo mío: tu olor, tu río, tu piel colmando mis ojos.
La brisa bate las ventanas tras las que he guardado los despojos de este amor.
Los delicados rastros, pétalos de una primavera desierta, se agrupan en mis rincones; se niegan a soltarse de las manos, a abandonarme. Sentados sobre mis hombros, mis recuerdos, ven alejarse el sendero por el que he venido.
No volveré la vista atrás.
Ahora el amanecer me salta a la cama. Me levanto despacio para no despertarte.
La mañana me está sembrando olor a mares, a montañas, a vinos nuevos.
El aire está fresco y la luz propicia.
Doy un paso. Pruebo. Dejo atrás. Empiezo.
El camino es una amante que me llama.
Ya ves, no volveré la vista atrás.
El camino es un tiempo de mares, de montañas, de nuevos vinos.
No volveré la vista atrás.
Ahora el amanecer me salta a la cama. Me levanto despacio para no despertarte.
La mañana me está sembrando olor a mares, a montañas, a vinos nuevos.
El aire está fresco y la luz propicia.
Doy un paso. Pruebo. Dejo atrás. Empiezo.
El camino es una amante que me llama.
Ya ves, no volveré la vista atrás.
El camino es un tiempo de mares, de montañas, de nuevos vinos.
10 comentarios:
¡Wow!
Excelente texto..... Profundo, sabio, doloroso.... El amor y el vino...
Y muy bueno el blog, la propuesta, las fotos...
Esto sí que es otra cosa... Supera sobradamente la media de lo que se ve por el espacio bloguero...
Sigan así, que van por buen camino.....
¡Y choquemos las copas!
:-)
Cyberpost
Muy bueno
Felicitaciones
Francisco
CARAMBA!! EXCELENTE POST, EL VINO TINTO SIEMPRE ENCIENDE EL AMOR Y EL SEXO... PORQUE " El camino es un tiempo de mares, de montañas, de nuevos vinos"... EXCITA!!
LOS DIOSES DEL SER Y ESTAR ESTUVIMOS EN TU OLIMPO.. PASA POR EL NUESTRO CUANDO QUIERAS!!
BESOS DIVINOS
un placer leerlos ;)
Si. Faltaba.
Un buen vino en cualquiera de sus formas.
Mis respetos.
Simplemente FANTASTICO!, Increible! uno de los mejores escritos de Saez y lo digo con conocimiento de causa. Poli, una eminencia!
Como siempre... muy bien logrado, como el buen vino.
Siga asi Saez. Excelente.
Estimado enólogo: Realmente me reconforta leer textos como éstos. Vino y cama, buena combinacion. Siga asi querido Poli.
Mire, Poli, que soy abstemia... pero visto así, de esa manera tan poética, es que me dan ganas de zambullirme en un barril. Felicitaciones por esa vena artística.
Don Carlos Atahualpa, que gran belleza de decir cosas nos regala; se agradece desde el alma.
...y que tambien nos gusta el vino
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